»Dios amó tanto a la gente de este mundo,
que me entregó a mí, que soy su único Hijo, para que todo el que crea en mí no
muera, sino que tenga vida eterna.


viernes, 20 de julio de 2012


Contemplando Tiberíades
Melancolía de Belén
Pensamiento de María
La huída a Egipto
Jesús conoce a Pedro y Juan
Jesús perdido y hallado en el Templo
Paseo por Cafarnaúm
Recorriendo Palestina
Cenando a orillas del lago
Encuentro con la Samaritana
Ternura de un bebé-Dios
Recostado en tu pecho
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El rocío de Hermón.
el monte Sion, es decir, Hermón.
 Allí mandó el SEÑOR la bendición, la vida para siempre.
Seré como rocío para Israel;  florecerá como lirio, y extenderá sus raíces como los cedros del Líbano.
Caiga como la lluvia mi enseñanza, y destile como el rocío mi discurso, como llovizna sobre el verde prado y como aguacero sobre la hierba.
Porque como descienden de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelven allá sino que riegan la tierra,  haciéndola producir y germinar, dando semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca, no volverá a mí vacía sin haber realizado lo que deseo,  y logrado el propósito para el cual la envié.
El da el Espíritu sin medida.
Pues de su plenitud todos hemos recibido, y gracia sobre gracia.
Es como el óleo precioso sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, que desciende hasta el borde de sus vestiduras.
Sal. 133:3   Dt. 4:48   Sal. 133:3   Os. 14:5   Dt. 32:2   Is. 55:10,11   Jn. 3:34;  1:16   Sal. 133:2